Os desafío a que en treinta días os centréis en plantearos pequeños compromisos y los cumpláis, que seáis aire fresco, luz, modelos, no jueces o críticos, que seáis parte de la solución y no parte del problema en cualquier dificultad a la que os tengáis que enfrentar.
No miréis a los demás ni a vosotros mismos con voz crítica, en el trabajo, con la familia, en la pareja…cuando cometáis errores asumidlos, corregidlos y aprended de él, no os quedéis con la culpa o acuséis a los demás. Hay que trabajar y hacer esfuerzos sobre lo que depende de uno y sobre las cosas que no dependen desenfocarse.
Si ejercitas tu libertad desde que naces día a día, la irás ampliando y si no lo haces poco a poco la perderás hasta que dejes de vivir y seas “vivido”. Actuaras según el guion escrito que te dieron de niño tus padres, tus compañeros, la sociedad…
Si ves que tus problemas u obstáculos son consecuencia de causas externas a ti ¿tendrás oportunidad de cambio? Hay que aprender a revisar los juicios de valor, el proceso de razonamiento que te das y proporcionar explicaciones generativas, es decir, de responder a una situación sabiendo que está en tu mano la solución para obtener el resultado esperado.
Dice el Saber Popular:
«Atienda sus pensamientos, porque se tornan palabras.
Escoja sus palabras, porque se tornan acciones.
Entienda sus acciones, porque se tornan hábitos.
Estudie sus hábitos, porque se tornan en carácter.
Desarrolle su carácter, porque el mismo se torna en destino.»
– Somos responsables de nuestra capacidad, de nuestra felicidad y en definitiva de la mayor parte de las circunstancias –