El pasado 9 de Mayo impartí la Conferencia Inaugural en la Semana de la Salud hablando sobre “Inteligencia Emocional”, fue un gran placer compartir experiencias y aportaciones acerca de la misma. Aunque la Inteligencia Emocional pueda llegar a estar sobrevalorada, entre todos los profesionales de la Salud es mucho lo que podemos hacer para que se siga conociendo y desarrollando.
Ya desde que nacemos se nos lanzan mensajes condicionados por nuestros padres de que no hacemos las cosas bien, que nos equivocamos en ciertos comportamientos y actitudes. Vamos aprendiendo y se nos van presentando oportunidades de refuerzo y castigo, en algunos de ésos mensajes poco apropiados se nos dice que “somos malos” y esto nos puede llevar a la idea de que “cometer errores es malo”.
Una de las principales causas por las que enfermamos tanto a nivel físico como psicológico es por la falta de habilidad para manejar nuestras emociones. De sobra es conocida, la repercusión negativa que tiene encerrar nuestro sentir y no expresar de forma adecuada las emociones.
Entre las ideas o pensamientos erróneos que nos pueden invadir está el miedo a fracasar. Al imaginarnos realizar un esfuerzo y no poder lograr un buen resultado, nuestra mente comienza a emitir una serie de pensamientos o imágenes alejadas de la realidad, lo percibimos como una derrota personal abrumadora y nos negamos a volver a intentarlo tajantemente.
Cuando quieras hacer algo que para ti te resulte complicado, puedes poner en marcha ése sistema de defensa que tienes y decirte “no puedo”. En ése momento es cuando has de adoptar una actitud científica con respecto a tu predicción y poner a prueba tu pensamiento para descubrir la verdad.
Vivimos la vida pensando en el confort y deseamos una estabilidad que no llega nunca…”cuando tenga más dinero me comparé tal cosa, cuando mis hijos sean más mayores haremos ése viaje, cuando apruebe las oposiciones tendré más tiempo para dedicarme a lo que más me gusta”.
La escucha empática es un concepto que supone comprender a la otra persona a un nivel distinto de cómo normalmente solemos hacer. Ver las cosas a través del marco de referencia de cómo la otra persona las ve, comprender lo que siente y su esquema de pensamiento. Es algo que no es fácil aunque muchas personas crean poseer ésta competencia de la Inteligencia Emocional.
Todos poseemos talentos y capacidades que aprendemos con el paso del tiempo y que son dinámicas, así la inteligencia, la imaginación, la memoria..son facultades que van expandiéndose a lo largo de nuestra vida. El esfuerzo y la perseverancia para seguir desarrollando estas facultades nos tienen que ayudar en los momentos de desánimo, ya que siempre se puede empezar desde el principio.
Cuentan que el Señor de las Tinieblas convocó en su tenebroso palacio a los más encarnecidos enemigos del hombre y se dirigió a ellos de la siguiente manera:
En la vida nos van a ocurrir acontecimientos en los que vamos a tener la sensación de no poder controlar, se dispara nuestra angustia y nos quedamos a oscuras, se baja el telón de nuestro teatro personal y vemos que la función representada es un drama. Nos invaden una serie de emociones negativas: la tristeza, la ira, el miedo, la desesperanza, etc. Y nos volvemos personas desconfiadas, irritables, porque enfocamos sólo lo negativo, es decir, que seleccionamos sólo aquellos episodios en nuestra mente que nos hicieron estar mal en el pasado pensando que volverán a ocurrir.