Desde que nacemos se nos van inculcando valores que vamos haciendo nuestros a través de la educación y nos acercamos a un camino que va definiendo nuestro carácter y personalidad. Conforme vamos creciendo vamos dejando atrás todas ésas fantásticas cualidades que tenemos, la capacidad de asombro, la espontaneidad, la risa, la amistad, la creatividad, la capacidad de preguntarnos, etc. Vivimos continuamente preocupados por las etiquetas que ponemos o se nos ponen, juzgamos y nos juzgan por lo que hacemos o conseguimos, por no decepcionar a los demás e inmersos en ése sentimiento de culpa infinita que no cesa.

Tenemos que tomar las riendas de nuestra vida y pensar en nuestro interior lo que de verdad queremos y hacia dónde dirigirnos. La cultura nos impone qué decir o que pensar para ser aceptados por un grupo y no creemos que dentro de nosotros hay un infinito y sabio poder que nos guía y nos pide continuamente que avancemos hacia nuestra propia naturaleza para realizar todo aquello que deseamos. Sigue leyendo →